jueves, 5 de abril de 2012


I. Título del Proyecto.

“Misión de Pelchuquín: Imágenes y relatos de lo personal a lo colectivo 1950 – 1980”


II. Contextualización histórica.

Pelchuquín es una localidad urbana de la comuna de San José de la Mariquina, distante por tierra a tan sólo 15 minutos de esta última y a 45 minutos de Valdivia, la capital regional.

Ésta localidad fue fundada como misión en el siglo XIX, específicamente en 1863, por la orden Capuchina, esta, muy pronto se transformó en un eslabón más de la actividad misional que, a partir del siglo XVIII se había iniciado desde la plaza de Valdivia.

El antecedente a la misión de Pelchuquín lo constituyó Guanehue (hoy Nanihue), misión que se ubicaba a dos leguas de distancia (diez kilómetros) y que permaneció hasta 1820, tras lo cual se vio interrumpida por las guerras de Independencia.

Tras un período en que el área quedó desprovista de misioneros y la consiguiente fundación de la Misión de Pelchuquín en la década de 1860, consecuencia de una política de incorporación del sur de Chile iniciada por el gobierno de Manuel Bulnes, comenzó a tejerse la historia de una comunidad indisolublemente vinculada con el quehacer de la misión para, más tarde, mezclarse con otros elementos como es por ejemplo, la colonización alemana en el sur.

De esta manera, la cultura indígena, española y alemana han condicionado las características identitarias de Pelchuquín, junto al elemento unificador constituido por la labor religiosa.

Padre Venancio y Padre Eucario junto a niños de la Misión de Pelchuquín. Fotografía tomada entre 1908 y 1911.


Desde la fundación de la misión muchos fueron los  religiosos y religiosas que transitaron por la localidad, algunos de ellos destacándose por la labor no sólo espiritual sino que social que cumplían, sin embargo, dentro de la historia reciente pocos son recordados al nivel de emotividad con que se recuerda al Padre Enrique Brudny y Sor Tarsicia Heinzler, hermana misionera del Sagrado Corazón.

Sor Tarsicia y Padre Enrique, año 1969.

Ambos  religiosos compartieron historias similares tanto personales como públicas y marcaron las vidas de quienes los conocieron en la localidad, siendo recordados con emotividad y ocupando algún lugar dentro de sus historias personales.

Estas personas contaban además con tecnología poco usual para la época, cuyos medios les permitieron registrar todo tipo de actividades en la Misión y la comunidad tanto de forma visual como sonora cuyo resultado es un amplio registro de aquellos años.

III. Nociones conceptuales.

Este trabajo se aborda desde dos planos de interacción, el personal y el colectivo. La idea es vincular las historias y experiencias personales de los religiosos al ámbito colectivo al que se proyectaba la Misión, en este caso la comunidad de Pelchuquín y de la misma forma vincular el relato alterno de la comunidad, desde los significados personales de los habitantes sobre sus propias experiencias, en las que intervienen la misión ampliando luego este significado al ámbito colectivo y social.

Lo anterior es muy importante si consideramos que la fotografía es una ventana al pasado y “...es testigo de múltiples eventos históricos al tiempo que documenta el desarrollo social y cultural...” de un lugar “... a través de retratos, vistas de paisajes urbanos y rurales, comunidades indígenas, tipos populares” etc., “...reflejando la identidad de una sociedad en constante cambio”. (Morales, 2007)


Niñas y niños de la Escuela Misional de Pelchuquín junto a su profesora, año 1973.

III. Objetivo.

Rescatar el patrimonio fotográfico de la Misión de Pelchuquín entre los años 1950 y 1980, promoviendo en forma análoga, la digitalización de sus registros gráficos, así como también la difusión y puesta en valor de este, a través de la realización de un libro recopilatorio y una exposición fotográfica itinerante.


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